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Fundamentos científicos del veganismo
El veganismo es la aplicación del principio según el cual todos los animales merecen ser respetados. Esto implica dejar de explotarlos y utilizarlos (sea cual sea el grado de maltrato implicado en dicha explotación). El veganismo, por lo tanto, no es una dieta, pero tiene consecuencias en la dieta (adoptar una alimentación 100% vegetal), así como en otros aspectos de la vida: vestimenta, ocio, etc.
Aunque el veganismo sea una postura y una práctica éticas, tiene fundamentos científicos, es decir, la ciencia avala sus postulados y certifica que su puesta en práctica es posible y compatible con el normal desarrollo de la vida humana.
1.- ¿Por qué debemos respetar a todos los animales? Porque todos los animales, al igual que la especie humana (que es un animal más), tienen sintiencia, sensibilidad e intereses propios. Todos los animales queremos vivir, ser felices, estar con nuestros seres queridos y queremos evitar el sufrimiento. ¿Qué dice la ciencia acerca de esto? Pues lo confirma, añadiendo además que los animales tienen personalidad individual leer articulo completo
2.- Está claro que podemos vivir sin vestir pieles, asistir a corridas de toros, practicar la hípica o entrando a circos con animales. Pero, ¿podemos vivir sin ingerir alimentos de origen animal? Sí, porque los alimentos vegetales aportan todos los aminoácidos, glúcidos, lípidos, sales minerales, oligoelementos y demás nutrientes que nuestro organismo necesita para estar sano. ¿Qué dice la ciencia al respecto? Lo confirma: Leer articulo completo
3.- Si se generalizase la dieta 100% vegetal en el mundo, ¿sería medioambientalmente sostenible? Sí, porque si actualmente se están alimentando alrededor de 60 mil millones de animales cada año para dar de comer a 7,5 mil millones de humanos, es de suponer que prescindiendo de la hiperpoblación de ganado habría alimento de sobras para la humanidad (incluso habiendo superpoblación). ¿Qué dice la ciencia? Una vez más, nos lo confirma: Leer articulo completo
Información sobre dieta vegetariana estricta.
Según las encuestas, y como es fácil de advertir a simple vista, cada vez hay más gente que decide adoptar una dieta vegetariana estricta. Es lo que popularmente se conoce como “dieta vegana”. Sin embargo, el veganismo no es una dieta, es la aplicación de un principio ético según el cual la especie humana no debe aprovecharse de las otras especies para satisfacer sus intereses. Por ello, la persona vegana no consume nada de origen animal: carne, lácteos, huevos, miel….pero tampoco ropa fabricada con piel, lana o plumas. No asiste a espectáculos con animales y, en última instancia, procura hacer el mínimo daño posible al resto de especies animales y rechaza cualquier tipo de explotación animal, sea cual sea la especie explotada.
La aplicación de este principio es aún muy polémica en el ámbito de la alimentación: muchas personas creen que es necesario consumir, ni que sea en pequeñas cantidades, alimentos de origen animal, especialmente durante la infancia. Sin embargo, esto es sólo un prejuicio que ya ha sido rebatido de manera clara e indiscutible por la ciencia. En este artículo vamos a intentar despejar las dudas que las dietas veganas pueden generar aún y, también, rebatir los argumentos que se esgrimen en su contra.
En primer lugar, hay que señalar que no existe una única dieta vegana: hay muchas y muy variadas. Esta gran variedad se deriva de la naturaleza de los alimentos vegetales: hay muchos grupos de alimentos, y cada grupo cuenta con mucha variedad para elegir. Así, hay dietas veganas estándar, para deportistas, para culturistas, ricas en carbohidratos, ricas en grasas, bajas en grasas, cetogénicas, etc. Y, por supuesto, una dieta vegana puede ser buena, muy buena, o también muy mala en función de cómo la llevemos a cabo (como cualquier otro tipo de dieta). Aquí consideraremos una dieta vegana estándar, es decir, la que cumple los requerimientos nutricionales de una persona estándar, y lo haremos desmontando los mitos y falsedades que se cuentan sobre ella.
¿Es una dieta equilibrada? Sí. Una dieta equilibrada no es aquella que se compone de todo tipo de alimentos, sino aquella que aporta todos los nutrientes que el organismo necesita en las variedades y cantidades óptimas. A nivel superficial, la persona omnívora suele decir que el organismo humano necesita comer de todo: carne, vegetales, huevos y lácteos (siempre se olvidan de las algas y los hongos). Las personas veganas decimos que sólo necesitamos vegetales. Pero, a nivel bioquímico, el organismo humano no necesita materia animal, ni vegetal, ni algal, ni fúngica. Lo que necesita son una serie de moléculas para sostener la vida y llevar a cabo sus diversas funciones. Estas moléculas que nutren el organismo son lo que llamamos “nutrientes”. Es decir, el organismo necesita aminoácidos, glúcidos, lípidos, vitaminas y minerales (en esta categoría genérica se incluyen sales minerales y oligoelementos). La dieta vegana aporta absolutamente todos esos nutrientes y, por lo tanto, es una dieta equilibrada.
Proteínas. No hemos incluído antes las proteínas en la lista de nutrientes, sino que hemos escrito, en su lugar, “aminoácidos”. Cuando se dice que necesitamos ingerir proteínas, en realidad deberíamos decir que necesitamos ingerir aminoácidos. Las proteínas son macromoléculas formadas por cadenas de aminoácidos. Cuando los alimentos llegan al estómago, son degradados en sus partes constitutivas. En el caso de las proteínas, se degradan en aminoácidos. Las proteínas de un muslo de pollo y las proteínas de las lentejas, en el fondo, son lo mismo: cadenas de aminoácidos. Las proteínas que comemos no son las proteínas que nuestro cuerpo aprovechará, sino que nuestro cuerpo sintetizará sus propias proteínas. Este proceso se da en las células. El ADN posee la codificación genética de todo lo que somos, incluyendo nuestra arquitectura de tejidos, nuestras hormonas, nuestras enzimas, etc (todo esto está formado por proteínas). Nuestro ADN transmite la codificación proteica al ARNm y éste lo traduce a los ribosomas, los cuales sintetizarán proteínas mediante la unión de aminoácidos. Lo único que necesitamos de las proteínas dietéticas es que aporten los ocho aminoácidos esenciales, y las proteínas vegetales los aportan todos. Por lo tanto, no necesitamos proteína animal en nuestra dieta, ya que los aminoácidos son los mismos sea cual sea el origen de la proteína en la que se encuentran.
Hierro. Suele decirse que la gente vegana está en riesgo de sufrir anemia (se refieren a la llamada “anemia ferropénica”, debida a la deficiencia de hierro). Esta gente suele omitir (o ignorar) que la anemia es un problema grave en muchas sociedades, incluídas las que consumen mucha carne. La carne suele presentarse como la principal fuente de hierro. Sin embargo, ninguna carne aporta más de 3 mg de hierro por cada 100g (la mayoría no aportan más de 2mg). En cambio, las legumbres aportan entre 4 y 8 mg de hierro por cada 100g. Los cereales aportan cantidades iguales o más elevadas de hierro que las carnes. Por lo tanto, una dieta vegana es más rica en hierro que una dieta que incluya carne. Pero hay que prestar atención a una cuestión. Hay dos tipos de hierro: el hemo y el no hemo. La carne presenta un 40% de hierro hemo y un 60% de hierro no hemo, y los vegetales aportan un 100% de hierro no hemo. El hierro hemo se absorbe con facilidad, mientras que el hierro no hemo se absorbe con dificultad. Por eso mucha gente dice que una persona vegana está en riesgo de anemia. Sin embargo, el ácido ascórbico (Vitamina C) potencia la absorción de hierro no hemo hasta niveles óptimos. Una comida que contenga alimentos vegetales ricos en hierro y alimentos ricos en vitamina C (por ejemplo, lentejas con pimientos rojos) aportará más del triple de hierro que un filete de ternera.
Vitamina B12. Éste es el argumento estrella contra la dieta vegana. Suele decirse que la vitamina B12, al ser de origen animal, no está en los vegetales. Falso. La vitamina B12 no es de origen animal, sino bacteriano. La sintetizan algunas bacterias, como por ejemplo la E. Choli recombinante. Las bacterias productoras de B12, antiguamente, se encontraban en la tierra, entre las raíces de las plantas y, por lo tanto, las plantas aportaban B12. Las deficiencias de B12 tienen efectos devastadores (derivados de la llamada “anemia megaloblástica”), que no han sido clínicamente documentados a lo largo de todos aquellos siglos en los que la mayoría de la humanidad subsistía a base de cereales y tubérculos (la carne fue el alimento de los estamentos privilegiados y las clases adineradas hasta la segunda mitad del siglo XX). A partir de la revolución verde en el tercer tercio del siglo XX, las modernas técnicas de producción agrícolas someten la tierra a pesticidas y fertilizantes químicos, los cuales eliminan las bacterias. Por este motivo, actualmente casi ningún alimento vegetal aporta la B12. Sin embargo, hay muchos alimentos vegetales enriquecidos con B12: leches vegetales, cereales de desayuno, quesos veganos, heura, etc. Que lleven la B12 añadida no significa que esa B12 sea diferente: es la misma molécula producida por las mismas bacterias. Además, la mayoría de carnes también llevan B12 añadida: toda la carne de supermercado y muchas carnes ecológicas aportan B12 porque esta vitamina se ha añadido al pienso artificial con el que han alimentado al ganado. Únicamente la carne de vacuno bioecológica (la que no usa ningún tipo de pienso o alimento ganadero procesado, sino sólo pasto) aporta B12 porque las bacterias en el tracto digestivo del animal la han podido sintetizar debido a que ha sido alimentado de manera natural.
Pero no hay que comerse el tarro innecesariamente: para tener B12 en el organismo, hay que ingerirla por la dieta. Y hay muchos alimentos vegetales que la aportan. Por lo tanto, una persona vegana puede tener deficiencia de B12 o puede no tenerla: depende de si toma alimentos con B12 o no. Igual que alguien que no sea vegano. Es así de fácil.
Hay estudios clínicos que alertan de una deficiencia de B12 en un porcentaje importante de la población vegana. Esto no es nada alarmante: suelen ser estudios que se hicieron hace más de una década. Antes no había tanta información acerca de esta cuestión, y por ello una parte significativa de la gente vegana no tenía claro cómo obtener B12 (tal vez ni siquiera se planteaban la cuestión). Si alguien tiene déficit de B12, que no se alarme: que tome más alimentos con B12.
Los suplementos de B12 son recomendables porque aportan las dosis exactas que se necesitan. Hay personas que no son veganas, tienen déficits de B12 (porque, ojo, no todas las carnes aportan B12) y se les recetan suplementos de B12. También es posible tener malabsorción de B12, y ello tiene que ver con el estado de la flora intestinal y otras circunstancias (este problema no tiene nada que ver con llevar una dieta vegetariana estricta).
Vitamina D. La Vitamina D se obtiene, principalmente, por síntesis celular endógena mediante la exposición a los rayos ultraviolados del sol. Si alguien sale poco durante el día, o si vive en lugares donde hay pocas horas de sol, necesita ingerir vitamina D. En el ámbito dietético, hay dos vitaminas D: la D2 (origen vegetal) y la D3 (origen animal). Son la misma vitamina: ambas son igual de válidas, si bien la D3 es susceptible de una mejor absorción. No hay problema: si te toca el sol y tomas alimentos ricos en vitamina D2, tendrás suficiente vitamina D. No hay estudios clínicos recientes que alerten de una deficiencia de vitamina D en población vegana y, si los hubiese, lo único que hay que hacer es tomar más alimentos que contengan vitamina D2.
Omega 3. Otro de los grandes mitos: los vegetales son deficitarios en Omega3. Ciertamente, estos ácidos grasos no están demasiado distribuídos en los alimentos vegetales, pero tenemos las nueces, que son ricas en omega3. Algunas semillas (lino, cáñamo, chía…) también aportan Omega 3 en cantidades significativas. Otros alimentos que aportan Omega3, aunque en cantidades menores, son los garbanzos, la soja, el pepino, las fresas, las espinacas, etc. El otro ácido graso esencial es el Omega6, pero éste sí que está ampliamente distribuído por los vegetales. Que nos coman el tarro con el resto de ácidos grasos: todos se biosintetizan endógenamente por las propias células, así que no es necesario ingerirlos dietéticamente (aunque están presentes en muchos alimentos vegetales en cantidades variables).
Calcio. El calcio es un mineral muy presente en gran variedad de vegetales, con lo que no debería ser una preocupación. Se nos dice que si no tomamos leche de vaca tendremos déficit de calcio. La naturaleza habría sido un poco rebuscada al programarnos genéticamente para necesitar la secreción mamaria de una hembra de otra especie para obtener el calcio que nuestro organismo necesita, no creéis? La leche de vaca está naturalmente diseñada para alimentar al ternero, no al humano (ni en la infancia, ni en la madurez). Si alguien está preocupado porque quiere beber algo que le proporcione las enormes cantidades de calcio que aportan las leches animales, que no sufra. Las leches vegetales, en general, aportan las mismas cantidades de calcio que las leches animales. Además, el calcio está muy presente en las acelgas, el brócoli, las judías blancas, los pistachos, las nueces, etc.
Infancia. La gente no vegana suele preocuparse mucho por las hijas y los hijos de las personas veganas: le faltarán proteínas! Le faltará calcio! Le faltarán vitaminas! No, no le faltará nada si las madres y padres veganos se preocupan de saber cómo deben alimentar a sus hijas. Esto debería hacerlo cualquier padre o madre, sea cual sea la dieta que den a sus peques. No es necesario comentar la enorme cantidad de peques en toda Europa que padecen enfermedades asociadas a la alimentación: anemia, obesidad infantil, diabetes, etc. La infancia tiene sus propias necesidades nutricionales, que a grandes rasgos se diferencia de las necesidades adultas en mayores requerimientos de calcio, hierro y proteínas. Si una niña pequeña tiene la cantidad y variedad de aminoácidos, vitaminas, grasas, carbohidratos y minerales que necesita, crecerá de manera óptima. Además, eliminando los alimentos animales y desplazándolos por alimentos vegetales, estamos aumentando la cantidad y variedad de nutrientes esenciales (más variedad de vitaminas y minerales, por ejemplo) y maximizamos el aporte de elementos no esenciales pero importantes para mantener una buena salud, como los betacarotenos. Si todas las personas formadas en ciencias de la salud afirman que la carne debe ser consumida con moderación, será por algo. Comer carne con moderación no nos traerá problemas de salud. Ni en la madurez, ni en la infancia. Pero eliminarla por completo tampoco y, de hecho, puede ser incluso beneficioso.
Podemos concluir que una dieta vegetariana estricta (vegana) es compatible con un óptimo estado de salud, puesto que aporta todos los nutrientes que nuestro organismo necesita en cualquier estadio del ciclo vital humano, y también para deportistas. Así lo afirman las asociaciones de nutricionistas de EEUU, de Canadá, del Reino Unido, de España, de Nueva Zelanda y muchas más.
Prueba a alimentarte sin crueldad. Se puede. Sólo tienes que querer.
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