Francisco

Llegó la primavera del 2022 junto a Mónica. Fueron acogidas gracias a la intervención de una compañera activista que conocía a la persona que les tenía y usaba y logró convencerla de que les liberara dé su uso para vivir dignamente en el santuario. Fuimos a recogerles y desde entonces viven tranquiles y a salvo. Tienen un vínculo muy fuerte entre ellas pero también se relacionan con las demás. Al principio vivían con las demás cabras pero estas son muy intensas y jerarquicas para lo tiernas que son Mónica y Francisco así que les llevamos a vivir con las ovejas que son muchísimo más tranquilas. Ahí están genial, también viven otras cabras igual de dulces como Anselmo, Yuyeey Rambal con las que están creando nuevos vínculos. Son bastante independientes y no muestran ganas de interactuar con humanes así que nosotras les respetamos su espacio porque lo que nos importa es que tengan el bienestar que ellas decidan.  Nos ayudas a cuidarles?